Nado nocturno [Libre]

Pasos

Pasos eran los que se escuchaban por los pasillos, siempre se escuchaban pasos, demasiados por las mañanas y tardes, o en una emergencia, sin embargo por alguna razón estos pasos se volvían menos bulliciosos durante las noches o en las madrugadas, debido, tal vez, que solo unos cuantos doctores, enfermeras o trabajadores en general tenían ese singular turno.

Los pasos que se oían eran de un joven enfermero, pasos que si dirigían a la gran piscina; él no vestía como los enfermeros en turno, sino que llevaba puesto una sudadera azul metálico unas tallas más grande, iba descalzo, y no llevaba el pantalón, en su lugar unos shorts negros con la bandera rusa y el escudo de San Petersburgo de estampado, cubrían su parte baja; abrió la puerta que conducía a su tan anhelado destino.

Al entrar, detectó de inmediato el olor a desinfectante, no le molesto y se deshizo de la sudadera; el rubio caminó alrededor de la piscina hasta que encontró un punto donde pudo lanzarse y salpicar los orillas, se sumergió hasta tocar el fondo y volvió a la superficie, sacando solo parte de la cabeza, donde sus ojos pudieran verse.

El agua estaba helada considerando la hora, pero a él poco le importaba, después de todo su temperatura corporal era igual o más fría que aquel liquido donde jugueteaba, porque claro, era una característica típica de la gente que ya estaba muerta.

El rubio flotaba tranquilamente impulsándose de apoco con los pies, nada ni nadie podía perturbar su calma, incluso creo pequeñas olas, dejando que estas movieran su fantasmal cuerpo; reaccionó en cuanto sintió una anomalía en el agua.

Observó al albino y al avecilla, lanzándole una mirada de advertencia a esta última. Optó por sumergirse, quedándose unos minutos pensando, normalmente intentaría una conversación, hacer migas, poco o nada le importaba que los otros fantasmas lo molestaran por no ser tan "malo" como ellos, las bromas que él hacía solo eran por distracción, prefería "reclutar" espíritus nuevos, después de todo el poder era un arma beneficiosa.

Sin embargo, había decidido relajarse y si para eso tenía que alejar a los otros lo haría, salió de sus cavilaciones, y se concentró un poco e hiso que el agua comenzara a moverse, creando pequeños remolinos, lentamente los fue juntando haciendo uno mucho más grande; durante todo el suceso una pequeña sonrisa se formaba en su rostro.

Su sonrisa no se borraba, incluso se volvió una mueca más de maldad con toques de picardía, desde hace, no, ni siquiera lograba recordar la última vez que se había sentido así, pero nunca olvidaría la sensación de esos momentos y volver a vivirlos le estaba gustando demasiado, de hecho en cuanto escuchó y percibió el miedo del albino estuvo a punto de reírse, sin embargo esos comentarios lo hicieron, si no enfadar sí lo pusieron muy cerca de la molestia.

Nadie, ni fantasmas y mucho menos un humano común y corriente lo comparaba con otro muerto y menos con "El Viejo Fritz", cerró los puños y los remolinos cesaron, tenía algunos años que se había encontrado con el fantasma mencionado, a simple vista no le agradó mucho pero intentó tratarlo, mas a un cuando supo que aquel ente podía atravesar la "linea" o "luz" como le decían los vivos, a su santa voluntad, en otras palabras iba y venía del mundo de los muertos al de los vivos sin ningún problema ni atado a alguna ley, y el muy... no le quiso decir como le hacía, que porque primero debía terminar... -"mi asunto pendiente"- ...pensó; sacudió la cabeza alejando todo recuerdo de su encuentro con él. Se desplazó, pasando por... o mejor dicho, atravesando las piernas del ojirojo.

Ya del otro lado y haciéndole saber que no estaba solo en la piscina, volvió a crear remolinos, pero esta vez eran de vapor; al ser un "fantasma de hielo" pudo haber congelado toda el agua y haber dejado ahí al doctor, empero, aprovechó el momento para mejorar las habilidades que se le dificultaban. Alzó un poco el brazo, con la palma de la mano dando la cara hacia arriba y los dedos un tanto contraídos, comenzó a hacer movimientos circulares, contrarios a las manecillas del reloj.