Desquites [Priv. Feli] [+18]

No quería, no quería entender porque ahora no le dejaban salir en los horarios matutinos, e insistían en restringirle tan solo en las nocturnas. La palabra enfadado quedaba corta; eran las ocho de la noche y apenas si había logrado convencer a la supuesta directora de dejarle salir de su despacho, bajo un montón de pucheritos infantiles y ruegos que no hacían más que bajar su hermoso orgullo hasta el piso. Por eso pateaba todo, rompiendo más de alguna mesita en el camino al ascensor. No escatimó en amabilidad, asustó cuantas enfermeras pudo, encerró a más de un médico en su despacho, y apagó las luces del sector de pediatría, sin poder evitar reírse un poco ante la sinfonía de llantos que empezó ahí mismo. Apenas si entró al sector de habitaciones, negó despacito con la cabeza, mirando hacia delante más que apestado. Odiaba ese hospital, odiaba tener que bajar la frente como el fantasma que era y no ejercer autoridad alguna sobre nadie en ese lugar… ¿Por qué no podía entender la gente que él era el único dueño real del lugar? Y que esa tonta austriaca que asentía sonriente a todo no era más que la cara bonita… Después de todo nadie más que él tenía el derecho a portar el nombre de “Director del Hospital”.

Eligió un cuarto al azar, teniendo más que claro que lo debía hacer. Si Richelle no pensaba ceder con sus libertades de movimiento dentro del recinto, iba a tener que mostrarle lo malo que podía ser el restringirle el movimiento. Así entró a la habitación, donde solo se veía una camilla sin ningún paciente en ella… Tsk, debería buscar mejor a un paciente en el cual descargar su rabia, que al menos estuviera presente.

Ahhh! Un hermoso y largo día fuera de esa horrible habitación. Ciertamente salirse de allí cada vez se le hacía más dificil, pero hasta cierto punto era hasta divertido planear hasta que le doliera la cabeza (O sea, a los pocos minutos) una buena manera de salir a recorrer sin que nadie lo encontrara. Tampoco hacía algo malo, no molestaba a nadie, ni escapaba del hospital. Que también podría hacerlo si quisiera, la seguridad ahí no era demasiada como para considerarlo algo imposible.

El problema ahora era recorrer los largos pasillos hasta las habitaciones. Tanto dar vueltas por el lugar, no se había dado cuenta de lo tarde que era. No era nada bonito recorrer aquella zona solo. Había escuchado varios rumores por ahí de... fantasmas y demonios, cosa que no le inspiraba ningún tipo de confianza.

Ya con los nervios de punta, se da a la carrera para llegar a su habitación. Casi nadie pasaba por ahí a esas horas, por lo cual no había riesgos de chocar a alguien,y a penas abre la puerta busca la perilla de la luz para iluminar el cuarto.

Ahoga un gritito cubriendose la boca con ambas manos al encontrarse con otra persona en la habitación. Que raro... - Ve... Que susto! - Reprocha enfadado al desconocido y luego largando un suspiro. - Pensé que eras alguien importante. - Dice, sin pensar mucho en herir los sentimientos del otro con esas palabras (?). -Ve... compartiremos habitación tu y yo? - Pregunta curioso, dándose cuenta que solo hay una cama y sonrojándose de repente ante la idea de haberse confundido de número. Por si las dudas abre la puerta y revisa (?).